Somos demasiados y no podrán pasar
por encima de los años que tuvimos que callar,
por los libros prohibidos y las entradas secretas.
Por todos los que un día se atrevieron a gritar
que la tierra era redonda y que había algo más
que dragones y abismo, donde acababan los mapas.
Por la noches de vacío cuando te ibas a dormir,
esperando que la suerte volviera a sonreír,
con los ojos abiertos esperando un milagro.
Siento que llegó nuestra hora,
ésta es nuestra revolución.
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