todos lo hemos hecho.

Hacer equilibrio en el bordillo de la acera, romper el papel de los regalos, lamer la tapa de los yogures, mojar galletas de chocolate en leche caliente, comer nocilla con el dedo, dibujar figuras extrañas en un papel mientras hablas por teléfono, dormir cuando llueve, jugar a no pisar las líneas del suelo o sólo pisar las del mismo color, ponerles comida a los reyes magos la noche de antes, respirar hondo en la montaña, cuando me subía al carrito del super, ver que hay niños que hacen lo que tú hacías cuando eras pequeño, chupar una gominola hasta que desaparece, ir en contra del aire, ponerte gafas de sol en días nublados, intentar tocarte la nariz con la lengua, chafar la arena cuando acaba de llover, el olor a gasolina o el de los rotuladores permanentes, pisar hojas secas, el papel de las fotocopias cuando aún está caliente, el olor de los libros nuevos, tumbarme en la cama recién duchado con el albornoz puesto, estar delante del fuego y notar el calor en la cara, pisar sólo la zona blanca de un paso de cebra, romper las hojas de los arboles en pedacitos cuando estás sentado en el césped o el día de antes de hacer un viaje.